Rosalba

    ¿Cómo es que una chica tan hermosa como ella acaba de enfermera del Seguro Social? Me lo he preguntado durante toda la última semana en que la he visto, recordándolo al preciso momento en que la encuentro parada en la estación del colectivo y no saber qué hacer.
    Cada mañana llego y la observo con la mirada fija en la lejanía del tráfico que se acerca, esperando el camión en el que ambos nos vamos hacia las afueras del área metropolitana: ella siendo la más hermosa de las enfermeras y yo siendo el sujeto de las gafas que tanto la mira sin cesar. Seguro me nota, seguro se da cuenta de cómo la miro, repasando una y otra vez su nariz respingada y su mirada de alemana come vergas, tan guapa ella, lo suficientemente bella como para exigir mis bajezas más extremas durante un día cualquiera a las siete de la mañana.
    Voy siempre refugiándome tras una supuesta lectura en el libro del momento, tras mis ya mencionadas gafas que me identifican de los tipos del montón y tras ese silencio que recreamos sin conciencia, entre el ruido aparente de los claxons y llantas que vuelan a gran velocidad, dejando de lado todas las palabras que se nos puedan ocurrir: ella guardando un poco de calma al querer maldecir mis miradas y yo sin nombrar la enorme cantidad de perversiones sexuales que me produce su uniforme verde, tan común y corriente. 

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¿Entonces?