Reforma 456
Velocidad urbana, que se amontona bajo nuestros pies; que
toma la delantera frente a nuestros ojos fáciles de impresionar. sonidos fuzz
que brincan uno a uno y que nadie sabe acomodar en la secuencia lógica de siempre,
nos obligan a pensar, sentir y recordad. el alcohol implica que la decadencia sea
aceptable, incluso aplaudida. las perversiones de todos se reúnen en el patio,
mientras el cielo se despeja, yo trato de despejarme también pero me gustan las
nubes, así que mi cigarrillo es mi incondicional en este momento. un
torbellino, un garabato, un maullido; todo es válido mientras provenga en el
sentido correcto.
A lo lejos, las olas de sonido van ahogando las
conversaciones o las conversaciones mueren ante la playa de un sonido
incomprendido.
Todo esto es un oasis de lo urbano que se ha vuelto la
vivir, de las mañanas con pendientes, de las llamadas de cortesía y del café
cargado. a lo lejos nos esperan las risas de unas conversaciones premeditadas
en ocasiones pasadas, silencios, pero son cómodos del todo. las luces se van y
vienen, lo sabes de antemano, yo lo sé; peor me gusta pensar que podría suceder
lo contrario.