CFK

Sé que no puedes ser engañada, de ninguna manera podría intentarlo. es algo que tengo bien en claro desde que todo comenzó. antes de intentarlo, tendría que olvidarme de todo lo que sucedió. Mi café lleva exactamente un minuto, doce segundos, en la mesa desde el último sorbo; mi reloj va contándole el paso a las pocas vibraciones que va recibiendo a través de la mesa.

Estoy seguro que no soy del tipo que pone una cara linda y se carga un espectacular enigma. mi método no se basa en el dinero que tenga en mi cartera, ni en como pueda hacerte sentir al respecto. Para serte sincero no tengo nada que ofrecerte, apenas y puedo pagar la cuenta de este lugar donde los viejos acuden a recobrar el brillo de sus viejas historias.

Hay una chica –siempre la hay- en la mesa contigua, que lleva viéndome desde que recién llegué. Su taza está llena a medias y su cigarrillo va brindando la atmósfera de lo que parece ser un bar; ¿Quién viste de negro justo a medio junio? más vale que termine mi bebida, pues no podré resistir mucho sin saber su nombre.

No puede uno tratar de engañarte querida, no cuando se trata de amor.
En cualquier momento te preguntaré tu nombre y por supuesto tendrás que responder; aun y cuando tu nombre sea el más común de la maldita ciudad, fingiré algo de inocencia y diré que nunca jamás lo escuche. A todo esto, tendrás que reír; los nombres de flores son más comunes que los lunes.

¿A quién trato de engañar, si llevamos saliendo más de un mes?

Leave a Reply

¿Entonces?