Stéphanie

27 de octubre

Supongo que esta fecha bien podría ser el eje central de mis historias amorosas –fallidas-; aunque si me lo pienso bien creo que es más bien algo premeditado por alguien más. Es el momento en que te conocí por vez primera; también es el momento en donde te conocí por segunda vez. De cierta manera todas las chicas, son siempre la misma, sé que es horrible hacer tal comparación, pero no puedo evitarlo. De un momento a otro puedo verte entre los espacios que van abandonando. Te veo por ejemplo a punto de dejar el país. Toma brevemente esta nota de “bon voyage” en cursivas y con la rapidez que ameritan las despedidas breves, porque las despedidas largas no son para mí.

Alguien ha gritado que han roto su ventana, se trata de un tipo que no es de por aquí; el estado de euforia, supera a momentos al de ebriedad, las caminatas nocturnas son cada vez más prolongadas y definitivamente no conocemos este lugar. Hay un tipo que siempre habla de ti, realmente siempre me ha parecido un imbécil, pero no creo tener nada más que decir.

De cierto modo es horrible el resolver no quererte, es algo que va contra mis principios; pues principalmente despiertas esa sensación, es una especie de sueño que no puedo sortear bien; como ir tropezando con el snooze del despertador, dame unos nueve minutos más para tratar de comprenderte del todo, aunque estoy seguro que con nueve minutos no voy a poder saber todo de ti.

Si a momentos no sé nada de ti y tengo una desconexión total, es tan sólo el insomnio cobrando su factura habitual, reclamándome en oleadas salvajes. Pudiera intentar tomar algunas pastillas, pero me agrada cuando todo surge de manera natural.


Qué más puedo decir mientras el sueño acecha y tú con él.

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¿Entonces?