Hago fila resignado mientras el
sol termina de salir, con mochila al hombro y ansiando el regreso.
No hay nada más fuera de esto, pues nadie me lo dijo; es mi turno y parece que la maquina se ha quedado sin cambio, pregunto al guardia de seguridad pero parece no ser su problema. Entre los tantos transeúntes habrá quien pueda hacer el favor, de lo contrario tendré que ir con algún vendedor y comprar algo que no me hace falta del todo. Es un viaje aburrido pero alguien tiene que hacerlo.
Me preguntó ¿si alguien extrañará
este lugar después de las 6? ¿Si alguien realmente se preguntará como luce un
sábado por la tarde?; o la melancolía que lo abraza un domingo. Debí quedarme
dormido y ahora tendré que caminar. Acá en el mundo real no nos importa nada de
lo que sucede a nuestro alrededor. El sol está bañando las calles de un
esplendoroso color, hay una melodía calma que parece hacer más lento el
transcurso, supongo que tuve una oportunidad de hacer las cosas bien pero he
tomado la salida fácil, quien sería tan descuidado como para hacer lo contrario.